El hilo de oro


No son muchos los que conocen conscientemente su hilo de oro, es decir, su función o su vocación, o el sentido que pueda tener su vida, fuera del mero sobrevivir en forma mecánica, empujados por las circunstancias externas.

Algunas personas se sienten arrojadas en un vivir absurdo, errático; o encerradas por el deseo del otro, que los arrastra a una existencia que no han elegido y que no les da ninguna satisfacción, salvo la seguridad de ser medianamente aceptados o queridos.
Otros hacen su quehacer, el que fuere: profesional, ama de casa, artista, empleado, científico, deportista, empresario, político, cualquiera de las múltiples formas del espíritu humano, en forma mecánica y sin convicción, sin sacar de ello ni alegría ni gratificación, como una obligación impuesta, necesaria y penosa.

Otros en cambio, ¡y es una diferencia muy notable!, hacen lo suyo con empuje y pasión, pero frecuentemente, muy frecuentemente, con una intención inescrupulosa que los hace llevarse por delante obstáculos y personas, hasta llegar a circunstancias dramáticas que terminan por paralizarlos.

Y otros hacen el singular oficio del "quiero y no puedo": desean con vehemencia llegar a ser "algo", o "alguien", pero nunca dan los pasos concretos para lograrlo, es como si un oscuro temor los detuviera a poco de empezar y se fueran atrás, de vuelta a rumiar sus sueños y a postergar su concreción, en una impotencia que los llena de amargura.

Pocos son los que hacen lo que quieren y lo que les gusta, sin trabas. Es decir, sin trabas internas, porque los problemas se les presentan igual que a los demás. La única diferencia es que los van solucionando a medida que se van presentando, llevados por el puro ímpetu de desenvolver su hilo de oro, que en ellos parece estar resplandeciendo en sus vidas.

Estos casos ejemplares del género humano, mirados y admirados por los demás, saben lo que quieren, saben para qué están vivos, llevan adelante sus empresas, sus sueños y sus ideales, crean las nuevas utopías que tienden como puentes hacia un futuro mejor, no les acobardan los cambios, sino que los toman como desafíos para desenvolver de maneras más inéditas su función a hacer en el mundo.

Disfrutan y hacen disfrutar su hilo de oro como una parte esencial y generosa de sus vidas, sienten que en ella se van realizando, y a través de ella se van dando en abundancia a los demás.
A una mirada atenta, es bastante extraño encontrar que tan poca gente se anime a ser ella misma, y que la mayoría vaya errante, como ciega por su camino... Que algunos se sientan felices de ser quienes son, y muchos otros se carguen a sí mismos como fardos pesados de insatisfacción...

(Autor desconocido)

Desde niña creo que siempre estuve en busca de mi hilo de oro, buscando talentos y viendo como ser útil en cierto modo a la vida que me rodeaba.

No creo ser un caso aislado, toda alma busca encontrar su nota de resonancia y formar parte de la sinfonía del universo. Pero que mal suena a veces .... y no es porque estemos mal en esencia sino que la vida no nos facilita mucho las cosas para encontrar nuestra vocación.

Estamos es un sistema de vida completo enfocado a la no-vida, a la no-realización humana.
Hay vocaciones de todo ser humanos que vienen incorporada en la naturaleza espiritual: Amar, Servir, Educar y Unir. Pero no se les da el valor que les corresponde en el mundo individualista que tenemos. Ellas son un mapa que te ayudará a ir al encuentro de ese hilo dorado que te llevará a tu verdadera naturaleza.

Si estos valores son parte de tu vida descubrirás que tiene un sentido todo lo que haces y que nada efímero y superfluo lo podrá apagar.

Una clave para encontrar tu tono personal es recordar esos momentos especiales donde has realizado una acción y te sentiste pleno, no necesariamente algo de tu profesión. Busca que tienen en común y quizás descubras que tu vocación y pasión es algo que miraste como un hobby por ser tan entretenido y agradable.

Yo descubrí así mi vocación, me di cuenta que pasaban las horas en esa actividades y no me cansaba, era tan feliz que me las ingeniaba par hacerlo lo mejor posible. Un día reflexioné y me di cuenta que me agradaba tanto que hasta pagaría por tener ese espacio. En mi vida cotidiana no siempre puedo estar realizando esa vocación pero si es parte de una de mis actividades importante y compensa lo que no me es tan grato.

Queriad@ amigo@ espero que sigas tu hilo dorado y te animes a vibrar en tu sinfonía personal en tu vocación del alma.

Fraternalmente,

Jenny Bravo




No hay comentarios: